Y te dejé desnudo, callado, tibio y arropado en ese espacio nuestro, lleno de ternuras y destellos, de lirios y de nardos, donde despertamos abrazados y me senté en esa esquina blanca, de un ventanal dorado y colibríes azulados, que vuelan entre sueños de mieles y de néctar, como tu cuerpo bello destilando el alma…
Te contemple callada para no despertar tu sueño y describir un poco este momento…el tuyo quieto, el mío denso…contemplando tu silencio!
Eileen
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